Lo primero que me llama la atención al entrar en el edificio es lo acogedor del ambiente. Sí, creo que ésta es la palabra que mejor le cuadra a Fenix Kunskapscentrum: es un lugar acogedor, un espacio que invita a enseñar y aprender.¿Por qué? Intentaré explicarlo.
En primer lugar, llama la atención la pulcritud y luminosidad de los espacios comunes. Las superficies acristaladas son enormes, incluyendo parte del techo. Un amplio corredor circular rodea el espacio central, ocupado por la biblioteca. Este corredor es un territorio para el ocio, con bancos, mesas y sillas como la terraza de un café, expositores con revistas, grandes plantas de interior (¡ palmeras de verdad!) e incluso un puesto de helados.
Rodeando este corredor hay, como és lógico aulas y despachos, pero sobre todo hay "espacios de trabajo", a menudo abiertos (semitabicados o sin paredes), acristalados, con un mobiliario limpio y cuidado, y gran cantidad de ordenadores que, según supimos después, se renuevan cada cuatro años. La biblioteca, que es a la vez municipal y del instituto, está dispuesta en el centro del edificio , en dos pisos comunicados por una escalera interior. Además de albergar una extensa colección de libros, películas y documentos multimedia, comparte con el resto de las instalaciones la decoración luminosa, alegre y acogedora.
En cuanto a los alumnos, lo habitual es verlos trabajando en pequeños grupos, a veces sin profesor, hablando en voz baja y, al menos aparentemente, concentrados en sus tareas. Aquí se trabaja en torno a proyectos. Cada grupo-clase tiene sólo dos asignaturas al día, con 3 o 4 horas seguidas para cada asignatura. El profesor introduce el proyecto o problema a resolver y el alumnado se pone a trabajar en torno a dicho proyecto, de manera autónoma, hasta la puesta en común de resultados. Cada hora y media o dos horas, es frecuente hacer una pausa e ir al comedor, al corredor central o incluso a la amplia terraza exterior, que da a un lago y un enorme espacio arbolado.
¿No os parece verdaderamente acogedor?
En primer lugar, llama la atención la pulcritud y luminosidad de los espacios comunes. Las superficies acristaladas son enormes, incluyendo parte del techo. Un amplio corredor circular rodea el espacio central, ocupado por la biblioteca. Este corredor es un territorio para el ocio, con bancos, mesas y sillas como la terraza de un café, expositores con revistas, grandes plantas de interior (¡ palmeras de verdad!) e incluso un puesto de helados.
Rodeando este corredor hay, como és lógico aulas y despachos, pero sobre todo hay "espacios de trabajo", a menudo abiertos (semitabicados o sin paredes), acristalados, con un mobiliario limpio y cuidado, y gran cantidad de ordenadores que, según supimos después, se renuevan cada cuatro años. La biblioteca, que es a la vez municipal y del instituto, está dispuesta en el centro del edificio , en dos pisos comunicados por una escalera interior. Además de albergar una extensa colección de libros, películas y documentos multimedia, comparte con el resto de las instalaciones la decoración luminosa, alegre y acogedora.
En cuanto a los alumnos, lo habitual es verlos trabajando en pequeños grupos, a veces sin profesor, hablando en voz baja y, al menos aparentemente, concentrados en sus tareas. Aquí se trabaja en torno a proyectos. Cada grupo-clase tiene sólo dos asignaturas al día, con 3 o 4 horas seguidas para cada asignatura. El profesor introduce el proyecto o problema a resolver y el alumnado se pone a trabajar en torno a dicho proyecto, de manera autónoma, hasta la puesta en común de resultados. Cada hora y media o dos horas, es frecuente hacer una pausa e ir al comedor, al corredor central o incluso a la amplia terraza exterior, que da a un lago y un enorme espacio arbolado.
¿No os parece verdaderamente acogedor?
3 comentarios:
Soy Manuela Borrego, profesora que junto a Rubén Nieto ha participado en este intercambio.Estoy de acuerdo con todo lo que ha comentado sobre el comportamiento del alumnado en el Fenix.Pero quiero resaltar aún mas el silencio que había en el centro incluso en la cafetería en momentos de descanso.En la pared había un sonómetro para indicar el nivel de ruido y así poder corregirlo. Creo que deberíamos tomar ejemplo de dicho comportamiento.
Totalmente de acuerdo, Manuela. Nunca insistiremos bastante en lo extremadamente ruidosos que somos en los lugares públicos
Hello, my name is Miguel Angel. I have been in Vaggeryd (Sweden) seven weeks ago with Nizar and my classmates, his classmates and our teachers of exchange. I feel that this experience will be unforgettable. I have met another country with culture, food and people’s behaviour so different from ours! There, I have made many friends. I hope that you will like Spain as I like Sweden. I will wait for you impatiently on September. I love you all.
Miguel Angel Baena
Student of 1A class. IES Valle-Inclán. Seville
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