sábado, 15 de septiembre de 2007

VIERNES, 20 DE ABRIL: UNA JORNADA TRANQUILA Y ENTRAÑABLE











Comienzo el día a las 6.15 con las consabidas rutinas, y a las 7.30 ya estamos caminando hacia Fenix. Hoy tenemos sólo 3ºC y sopla un viento frío y desagradable, pero luce el sol, y con él las casitas rojas, verdes y blancas dispersas entre bosques y ríos.




Ya en Fenix, me instalo en la mesa y ordenador de una compañera de Ingmarie. Reviso mi correo y dedico un rato a algunos trabajillos que tengo pendientes. A la hora del recreo me voy con todo el eqipo de Ciencias Naturales a la cantina y allí me someto gustoso a un pequeño interrogatorio acerca de Sevilla y Andalucía.




El resto de la mañana transcurrirá de una manera similar. Procuro hacerme una idea lo más ajustada posible de la vida cotidiana en Fenix, y para ello entro en alguna clase, hablo con varios profesores y acoso a preguntas a todo el que se me pone atiro. Por ejemplo, a Gilberto, con quien tengo una larga conversación al final de la mañana. Es una suerte disponer de una mirada sobre la sociedad sueca como la que nos proporciona Gilberto, enraizada en ella y, al mismo tiempo, exterior a la misma.




Tras el almuerzo, Ingmarie y yo nos vamos a recorrer las boscosas orillas del lago (unos 10 km de perímetro). Hace frío, pero el paseo nos hace olvidarnos de él. Nos detenemos a tomar un refrigerio en la zona norte del lago, donde no hay una sola casa, sólo bosque y agua. Ingmarie me dice que en casi cualquier lugar de Smaland uno tiene al lado un lago y un bosque en los que perderse unos minutos y extasiarse.




Por la tarde seguimos charlando en casa de Ingmarie y Tommy, hasta que llega la hora de coger el coche y dirigirse a Bankeryd, a casa de Ulla, que nos ha invitado a cenar. Por el camino me muestran una central térmica que funciona exclusivamente a partir de la combustión de residuos urbanos y agrícolas. Desde luego, en materias ambientales y sociales tenemos mucho que aprender de este país.




En casa de Ulla conozco a Anders, su marido, a sus dos hijos y a la madre de Anders. También están allí Iljana, Gilberto y Sandra con su marido. La velada transcurre en un ambiente de camaradería y buen humor. Creo que he tenido mucha suerte con estos compañeros de aventura, y que los echaré de menos. Las despedidas de esta noche (Sandra, Anders,...) son un anticipo de la de mañana, nuestro último día en Suecia.

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